Los cirujanos plásticos solemos ser muy quisquillosos con nuestros pacientes en lo que refiere al uso del tabaco en los periodos pre y posterior a las intervenciones quirúrgicas. ¿Por qué es eso?
La respuesta tiene muchas vertientes, pero antes de ir más a fondo, lo primero que debe comprender un paciente quien desea ser sometido a una cirugía electiva, especialmente una de tipo estético, es que debemos esforzarnos por alcanzar el máximo grado posible de seguridad. El paciente de cirugía plástica suele ser un paciente sano, por lo que no podemos correr ningún riesgo innecesario en su manejo.
El tabaco nos afecta en varias maneras, la principal es su efecto sobre la microvasculatura (las arterias y venas más pequeñas del cuerpo). Los químicos que contiene el tabaco pueden ocasionar espasmos en estos vasos sanguíneos, lo que puede afectar la cicatrización de heridas, y causar que las zonas en las cuales el aporte sanguíneo es delicado (como los colgajos que realizamos en muchas cirugías) puedan sufrir, llegando a presentar infartos (falta de aporte sanguíneo), y muerte de grandes zonas de tejidos. Con el consumo de cigarrillos se multiplican los riesgos de necrosis, cicatrices inestéticas, apertura de las heridas y postoperatorio más difícil en general.
Además de los casos extremos, el tabaquismo puede inducir tos, conllevando a más dolor posquirúrgico y tensión sobre las suturas, puede afectar la capacidad del cuerpo para coagular y ser responsable de sangrados prolongados o tardíos, así como retraso en la capacidad de curación del cuerpo.
El tabaco puede hacer de una cirugía que debería traer felicidad, emoción y nuevas esperanzas, una pesadilla, tanto para el paciente como su cirujano. Por ejemplo, la paciente joven, que acude a realizarse un levantamiento de busto o una abdominoplastía puede sufrir, al no haber dejado de fumar, apertura de las heridas, áreas de necrosis (un tipo de gangrena) grandes o pequeñas, y poner en riesgo su cuerpo por una cirugía pensada en mejorarlo, no en dañarlo.
Por todo esto, en Apex Cirugía, siempre recordamos a nuestros pacientes que no deben fumar al menos 3 meses antes y 3 meses después de una cirugía plástica o estética con el fin de prevenir complicaciones, que pueden ser de difícil solución. Si te es muy difícil dejar de fumar, es más conveniente que consideres demorar tu cirugía hasta que estés en óptimas condiciones para hacerlo. La seguridad de nuestros pacientes es lo más importante para nosotros.
Moraleja: siempre sean honestos con su cirujano, las preguntas siempre son por su bien, todos queremos que cada cirugía sea perfecta, no agreguemos factores de riesgo innecesarios.